domingo, 12 de julio de 2009

El mejor saque (no sake).


Soy un poco vago, tengo que admitirlo.Pero aún así a fuerza de pereza a veces hago cosas sorprendentes, para lo que soy yo, claro, quizás lo que hice hoy sea lo mas común para cualquier persona de mas de setenta años. Es más, exactamente de 90 años me gustaría decir, es que cuanta más edad, más tiempo se toma uno en las cosas cotidianas de la vida, al menos así lo he visto en mis abuelas y algunos personajes de la literatura.Traigo solo a dos a la mente (increíble, 10:00 am y estoy lúcido!!!), uno es el personaje de "Una novela China" de Cesar Aira, y, el otro, y por eso decir 90 años exactamente, el personaje principal de "Memoria de mis putas tristes" de García Márquez, que casualmente ayer ( más que casualidad digamos que me quedé sin libros nuevos que leer) comencé a leer por segunda vez.
A eso quería apuntar, al rito de lo cotidiano, encontrar en lo mecanizado de años y años lo sagrado, como un acto mágico, aunque sin dudas cada día debe de ser una década a los 90, al menos así dice el anciano de "Memoria de mis putas tristes".
Los domingos representan para mi un paréntesis, un paréntesis generalmente aburrido. No creo que sea un sentimiento actual, es un residuo de la infancia, obviamente, con el tiempo le encontré el gusto al domingo, cuando el día no me gana.
Cuando tenía entre 9 y 10 años, creo, tenía algo así como mi propio acto sagrado dominicano, digamos que había una relación entre la misa de las 8 de la mañana en la televisión y yo. Tanto a las personas que madrugaban el domingo para la misa en tele como yo, significa el mismo acto de fé, una sensación de consuelo en nuestras almas.
Así que generalmente algunos domingos, me levantaba temprano a las 8, costumbre escolar, tomaba mi raqueta de tennis (tenía dos , aunque no recuerdo si era la chueca la que usaba, ja) iba al patio a juntar piedras y luego subía al techo, entre la cocina y el almacén. Lo bueno de ese sector del techo era que nadie podía verme desde ahí, la única parte del techo hundida. Recuerdo que primero me gustaba ver la mañana en el Kennedy y observar como se veían las casas del barrio, que por vivir en la parte más alta del gran Kennedy, podía ver todas las casas desplegadas bajo una manta enorme de eucaliptos que parecían a la fuerza incrustados entre las casas. Ahora, pausa, reconozco que muchos de estos detalles son de carácter subjetivo (quién no perfecciona el recuerdo para darle algo de inmortalidad?).
Lo que siempre me causaba placer (siempre fui muy lacra de niño) era agarrar la raqueta y empezar a mandar las piedras más allá del espacio sideral, la piedrita salía despedida , como en cámara lenta y parecía por un momento perfecta, intocable, detenida en el aire (como en el golf). Luego de ese instante mágico, la piedra se perdía bruscamente en la manta del barrio y klhjsklfjñqlkfhsldshjnsldjwfdlj!!!!!!!!!!!! (expresión de ruidos distintos, que podían ser vidrios, techos de zinc, etc etc). No se por qué recuerdo esto, quizás en lo de hoy, en lo de ahora, se encuentre la idea principal, y no es el acto específico, sino los procedimientos en como suceden las cosas.
Hace un rato , mientras dormía en mi segunda ronda de sueño, la primera fue de las 9 de la noche a la 1 de la mañana, pensé en algo tan sencillo pero atractivo, luchar contra mi y levantarme temprano el domingo a desayunar. Lo que me causaba placer era el procedimiento que ya iba calculando: ducha, ponerme la bata, peinarme, ir a la cocina, hacer el desayuno, poner la mesa, agarrar el cuaderno, prender la radio de los 40´, desayunar y escribir esto. Parece cursi, aunque ya aclaré el aspecto ceremonial, y en todo caso, no es tan cursi en sí.
Lo mejor es el resultado, poder ver que todo fue perfecto, aunque solo una cosa podía estropearlo, y era la radio, no convenía mucho a la mañana una big band sonando a todo trapo. Pero por algo las cosas pasan. Prendo la tele/radio (lo único bueno de Directv aparte de deleitarnos con Guillermo de las noticias de telemundo canal 12, Uruguay!!!).
Cuando prendo el canal 801,comienza a cantar una voz melosa, tranquila, mas no me daba cuenta quien era. Cuando empieza la segunda estrofa y comienza la otra cantante, esbozo una sonrisa, porque reconocí enseguida esa calidez, Ella Fitzgerald.
Y así empezó toda esta cosa media rara, con una buena taza de cocoa , pan con manteca, y, Ella Fitzgerald con Ink Spots haciendo "I´m making believe"....

PD: Recién ahora me doy cuenta del título de la canción... cómico...

3 comentarios:

Fabián Muniz dijo...

¡Qué cuadro, eh! Cocoa, pan con manteca, Ella Fitzgerald... Buen acto ceremonial... Mircea Eliade debió haber estudiado casos como el tuyo...

Gran abrazo desde un pequeño lugar del sur (tierra de gripes y de circos políticos)...

Fabián

franco gonzález bertolino dijo...

estimado fabián...
Gracias siempre por tus comentarios presentes... creo que sos el único que se atreve a seguir leyendo esta página!
Oh! macaco valiente!!
Abrazo!.
F.

Fabián Muniz dijo...

Jamás dejaría el diario de vivencias norteamericanas de un Impermeable...

Abrazo!!!